Lo demás es.


Dedicarme por una vida
a tus pies peregrinos
y a tus labios sedentarios.
Mezcal, sal, un mes, tal vez,
vivir en la arena oaxaqueña
y bañarte a jicarazos detrás de un árbol
perderse de la ciudad, peregrinar a donde se ve y cobija el manto estelar.
Tener que ir a cenar y caminar por la leche debajo de la vía láctea.

Sentir el firme talón de tu pie
Como el mentón de Stallone.
Los callos que se acuestan al costado de tu dedo
El silencio de un enpeine que marca el viento
Y una lluvia de uñas rojas que me hace voltear la cabeza
Cayendo con dulzor en la punta de mi lengua.

Para mí, sus pies son el mayor regalo ya que fue lo último de ella que me entregó. El primer año nunca se quitó los calcetines en la cama. Pero ahora los he tocado tanto que los conozco mejor que la palma de mi mano.


Que lo demás es polvo, sombra, nada.

Fotografía: Le luatique

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