El No. 1


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Caminaba por la calle cuando me topé con un adolescente. Podrías pensar que su apariencia es la de un tipo normal, igual que tú. Se paró enfrente de mí y me vio a los ojos.
-Hombre, ¿tú eres el escritor, verdad? No sabes lo mucho que te admiro.
-Oh, es un placer.- le contesté encantado
-En realidad, soy tu fan.
-¿De verdad? Bueno, pues, gracias.- pero antes de terminar me interrrumpió
-No no no.
-¿Qué?
-No lo entiendes, ¿o si?
-¿Entender qué?
-SOY TU FAN
-Te escuché la primera vez.
-EL NÚMERO UNO
- ¿De qué hablas?- comenzaba a temer.
-He comprado todos tus libros.
-Wow, ¡eso es sorprendente!
-Quiero decir, todos.
-¿Todos?
-Yo he ido a todas las librerías y he comprado todos tus libros.
-Pero eso es imposible, mis libros no están en una sola ciudad, están por Cuernavaca y...- me interrumpió nuevamente
-y el DF, también Guadalajara, ¿estoy en lo correcto?
-Sí... - estaba anonadado, aunque seguía sin convencerme -Pero entonces, los comentarios...
-Todos míos.
-¿Los del blogspot?
-Ajám.
-¿y los correos?
-también míos, diferentes cuentas, mucho trabajo.
-¿y por qué lo hiciste?
-ya te dije, soy tu más grande fan, el número uno.
-Espera, ¿qué dices de las audiencias que he tenido en mis presentaciones?
-Quienes, ¿Los de la agencia de extras?
-¿Y qué dices de mi familia?
-Bueno, a ellos no les tuve que pagar, pero seguro no tienen tus libros.
-Eso es cierto...
Me sentía devastado, sin saber qué otro argumento podría devolverme a mi antigua realidad.
-¿Y qué es lo que quieres?
-Que leas mi trabajo.
-¿Tú trabajo?
-Sí, yo también escribo.
-¿Y sobre qué escribes?
-Lo mismo que tú, creo que te va a gustar.
-No me parece que una copia de mi trabajo me interese.
-No es una copia, es algo más, tienes que leerlo.
Me pasó unas hojas sueltas que se sacó del bolsillo.
Tomé el texto y me di cuenta que era un poema. Un bello poema que hablaba de la vida de un hombre solitario y la ausencia de su padre, que aconseja al lector sobre los temperamentos a tomar ante el trabajo y ante el amor. En su imaginería, el poema había vuelto a embellecer una ciudad derruída con solo describirla através de la palabra. Pasaron no solo una, sino varias mujeres hermosas a través del texto, con ojos que guiñan a uno y vuelven locos de amor. En un poema tan breve también se contó la historia de un perro, su nacer, la compañía y amistad que conformó con un hombre, las aventuras y viajes que tuveron juntos y el triste desenlace de su muerte al pasar los años. El fluir de las evocaciones literarias había formado un cauce de frases preciosas que corría desde el libro hasta mi corazón, llenándolo de lágrimas negras para derrochar.
Le devolví las hojas, el seguía parado frente a mí y viéndome a los ojos.
-Sólo tengo un comentario...
Saqué una pluma, se la entregué en su otra mano.
-¿Me podrías dar tu autógrafo?

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