Línea ocupada.

-Si, ¿quién habla?
-Hola, ¿No está Sofía por ahí?
-¿Quién la busca?
-Jorge
-¿Jorge qué?
-Jorge Antonio
-No, dime tu apellido, ¿Jorge qué?
-Jorge Antonio Villegas ¿está o no está? ¿Quién eres?
(murmura, silencioso)
-¿Bueno?
-¿Sofía? ¿Cómo estás?
- Hola Jorge, estoy bien… ¿necesitas algo?
-No, sólo quería marcarte y saber si todo iba…
-Mira, no es por querer ser grosera, pero estoy a la mitad de algo aquí.
-¿Quién es él?
-¿Eh?
-Sí, ¿quién me contestó? ¿Con quién estás?
- Mira, me tengo que ir, pero luego te marco, ¿ok?
-¿Con quién estás? ¿Sofía?
(Cuelga.)
- Me gustaría que te acordaras de la vez en que nos subimos a la rueda de la fortuna y justo en la cima
bajaste mi cremallera y rodeaste mi sexo con tu
lengua y con tus labios.
Jajaja, si me acuerdo bien, ese día hubo explosiones de juegos pirotécnicos que cubrieron mis ojos mientras que
en tu boca explotaba mi propio cohete. Y también me gustaría que te acordaras como después de eso llegamos a
mi casa y nos amamos de forma deliciosa. Deliciosa.
Tomándonos un siglo para quitarnos cada prenda
un milenio para que nuestros labios se cruzaran.
Y cuando estabas al borde del orgasmo, tus pies se encogieron.
El empeine y los dedos se doblaron hacia delante y apretaron tu piel, dejando
blanca las yemas por un momento. Después soltaste todos
los músculos y dejaste a tus pies respirar nuevamente, ya estirados en la cama junto a los míos.
Ese día me lloraste desnuda sentada contra la pared. Me dijiste que te hacía tan feliz que sentiste explotar por dentro.
Eso me dijiste. Ahora ni me diriges la palabra.
(Cuelgo.)

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