Tribulaciones sobre escribir.

Definitivamente ser escritor es un estilo de vida, no una profesión. Eso al menos para mí. De mis libros nunca me podría sustentar, por lo contrario, sólo me han traído más problemas económicos de los que antes de querer escribir tenía. Los precios de mis libros han ido desde los cincuenta pesos descendiendo hasta los simbólicos treinta pesos y este último (que está por salir) va a ser completamente gratuito. ¿Qué voy a hacer después? ¿Leérselos en la cama antes de dormir? La mayor parte de lo que se puede considerar “dinero para lujos” lo gasto en libros. Me parece casi inevitable tenderme de rodillas al llegar a una gran librería. Empiezo a ver libros y en ves de hacer sumas como cualquier mortal cuando este va de compras me pongo a hacer historias. Historias sobre mí y los libros, porque claro, yo me los llevo con la ilusión de que me puedan justificar mi fracasada vida o por lo menos me hagan un poco más inteligente. Ó que me dejen con una cita interesante que pueda usar después, algo que me pueda apropiar como si hubiera sido mío desde un principio, mío y de nadie más.

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