Chécate su entrepierna.

De joven tenía una teoría que muy me funcionaba para conseguirme una buena novia. Veía a su entrepierna. Pero eso era simplemente precaución, vean nomás. Lo que yo estaba checando en la entrepierna de la muchacha era la tela de los jeans, o el pants dependiendo del día (si teníamos deportes y esas cosas). Las chavas que tenían desgastada la tela de la entrepierna lo hacían por una simple razón: Les encantaba que se las fajaran o andarse frotando cual perros con sarna en otros chicos de mi edad. Las que no significa que eran un poco más reservadas, o que no habían alcanzado tal grado de putez en su vida como las antes mencionadas. A mis amigas que les encantaba la calentura siempre tenían la parte de su entrepierna descolorida o de plano rompiéndose, dejando meter un dedo por entre el bordado que se deshacía. Como les decía, esto siempre me funciono muy bien, a mis amigas que eran muy putas las mantenía así, como amigas, lo cual me funcionaba muy bien puesto que cuando estábamos en el cuarto oscuro de fotografía o detrás de las gradas de la cancha de baloncesto veían divertido que las besara y cuestiones similares. A las santitas, digo, a las que tenían su entrepierna de fotografía las acechaba para que fueran mis novias, a lo cual en poco tiempo empezaba una relación llena de confianza y fidelidad (al menos por su lado).

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